
Los Juegos Olímpicos son el mayor evento deportivo del mundo. Los mejores deportistas de cada disciplina se reúnen cada cuatro años para disputarse los metales. Los altos niveles de especialización y profesionalización hacen que, sin financiación, sea casi imposible estar en la élite. En la hípica, además, el alto coste de los caballos complica aún más la situación. Parece que, sin una gran chequera o la esponsorización de una gran marca, estar en unos JJOO es, simplemente, un sueño. Afortunadamente, caballos como “Jewel’s Goldstrike” nos invitan a soñar.
Un jinete que empezó a montar en la modesta hípica de su padre en Ecuador. Un país que nunca ha tenido presencia olímpica en la doma clásica. Y un caballo que costó veinte dólares. Ni en el mejor de los sueños de Julio Mendoza Loor esta ecuación podía llevarle a unos Juegos Olímpicos. Pero, contra todo pronóstico, el ecuatoriano y el hijo de “Breton Woods” llenaron portales de noticias el pasado julio tras brillar en el cuadrilongo de Versalles.
Aunque la historia de Julio y “Goldie” ha llamado la atención de medio mundo, su gesta no ha sorprendido a los aficionados y entendidos en la materia. No en vano, Julio lleva toda la vida en esto de los caballos. Su padre regentaba una pequeña y modesta hípica en su Ecuador natal, donde Julio empezó a montar con once años. Con dieciocho, decidió mudarse a Quito y empezar a trabajar en el ejército. Todo ello para poder estar más cerca de los caballos.

A los veintiséis años y sin hablar inglés, decidió hacer las maletas y poner rumbo a Estados Unidos para perfeccionar su equitación. Julio tenía claro que quería dedicarse a la doma clásica, disciplina muy poco desarrollada en Latinoamérica. La única opción, sin cruzar el charco, era probar el sueño americano.
Desde ese momento, Julio se convirtió en una auténtico embajador de la disciplina en el continente americano. Poco a poco, Mendoza se fue haciendo un hueco en el circuito nacional e internacional. Habitual en los CDI de Estados Unidos, así como en los Campeonatos Panamericanos o Juegos Bolivarianos. Julio Mendoza hizo historia al convertirse en el primer ecuatoriano en conseguir el doble oro (individual y por equipos) en los Juegos Bolivarianos del 2017 con “Chardonnay”.
Sin embargo, y pese a haber pisteado a una decena de caballos en las dos últimas décadas, el ecuatoriano no encontraba a su pareja de baile ideal. Pero todo cambiaría en 2019, cuando llegó a su vida un caballo alazán de apenas 8 años de edad bautizado como “Jewel’s Goldstrike”. El hijo de “Bretton Woods” no era, como recuerda el propio Mendoza, el caballo más fácil de montar. Con una actitud juguetona y algo difícil, el alazán solía jugársela a sus jinetes. Pero al ecuatoriano aquella personalidad le encandiló.
La fortuna quiso que, además, “Goldie” estuviese en manos de una buena amiga de Mendoza. Ésta, viendo el potencial del binomio y conocedora de la situación económica del jinete, le ofreció al alazán por veinte dólares.

Pero la suerte no es nada sin trabajo. Y Julio Mendoza lo supo pronto. El jinete tuvo que cambiar radicalmente el método de entrenamiento de su nuevo ejemplar. Mendoza vio que, lejos de ser un caballo huraño, “Jewel’s Goldstrike” actuaba de ese modo porque estaba jugando. El KWPN no tenía ninguna intención de trabajar, pero muchas ganas de divertirse. Así, Mendoza decidió olvidarse de la doma clásica por una temporada y dar largos y grandes paseos con su nuevo amigo.
Además, el hijo de “Bretton Woods” vive las veinticuatro horas del día en un paddock. Cuando van de concurso, para evitar el estrés de verse encerrado en un box, Julio se pasa el día en las cuadras con su compañero. Por ejemplo, en el CDI de Ocala se levantaba a las seis de la mañana para empezar a pasearlo. Y en Paris va cada dos horas a la cuadra para ver cómo se encuentra el alazán.
Mendoza es el jinete y compañero de “Jewel’s Goldstrike” tanto dentro como fuera de las pistas. El ecuatoriano es el claro ejemplo de aquella filosofía que la FEI denominó “happy horse”. Tras su éxito en París, el jinete admitía que “mi objetivo como propietario es que él sea feliz. Si él decide mañana que no quiere ser montado más, respetaré su decisión y no competiremos más.”
Este método de entrenamiento, aunque poco ortodoxo, se ha desvelado de lo más efectivo para el binomio. Ambos debutaron en Gran Premio internacional en 2022 en el CDI3* de Wellington con unas medias más que dignas: sextos en el GP (68,675%) y quintos en la Kür (73,825%).

Unas semanas más tarde y también en Wellington, el binomio sumó su primera victoria internacional, superando la siempre difícil barrera del 70 (72,348%) En la Kür repitieron victoria con un estratosférico 75,465% y su primer diez en un passage.
“Jewel’s Goldstrike” cerraría el 2022 ayudando a su jinete a revalidar el oro, tanto individual como por equipos, en los Juegos Bolivarianos.
En 2023 el binomio disputó un total de 5 concursos internacionales, corriendo trece pruebas en total. En diez de ellas, se hicieron con la victoria. Y en las tres restantes se situaron siempre en el top 5. En total, “Jewel’s Goldstrike” consiguió para las vitrinas de Mendoza tres GP, dos GPS y cinco kürs.
Entre estas competiciones hay que destacar el CDI3* de Ocala, donde marcaron una nueva marca personal en la kür (82,210%) o los Juegos Panamericanos, donde Mendoza pasó a la historia al convertirse en el primer ecuatoriano en hacerse con el oro y también en el primer jinete de su país en clasificarse para unos Juegos Olímpicos.
Así, con el billete para París en el bolsillo, la temporada de 2024 se orientó a la gran cita olímpica. El binomio comenzó la temporada en el circuito de Ocala, disputando dos concursos y obteniendo tres victorias y un tercer puesto.

Tras cruzar el charco, Mendoza y el KWPN realizaron dos concursos en Europa. El primero, en el CDI de Le Mans, donde fueron séptimos en el GP (70,391%) y terceros en la Kür (72,665%) Y, el último, en el CDI4* de Aachen; probablemente el concurso regular más importante del año. Allí, el binomio ecuatoriano volvió a hacer historia al ganar la Kür con un 78,920%.
Con los deberes hechos, Mendoza y “Jewel’s Goldstrike” pusieron rumbo a Paris y, en el inconmensurable marco de Versalles, firmaron un gran debut olímpico con una media de 70,830%. Aunque no les permitió pasar a la final, sí fue suficiente para que los medios especializados y generalistas se fijaran en este talentoso binomio.
En unos Juegos Olímpicos donde la hípica sólo estaba siendo protagonista por supuestos casos de maltrato animal, los resultados y palabras de Mendoza muestran la cara más positiva de nuestro deporte. Ante los periodistas de Eurodressage el ecuatoriano, tras su victoria en Aachen, admitía que “lo amaré siempre (a “Jewel’s Goldstrike”) No está ni estará en venta. Siempre tendrá un hogar en mi cuadra. No tiene que preocuparse porque no se irá a ningún sitio.”

