Ellas son las grandes olvidadas de la cría. Los duendecillos que, mientras el sastre duerme, remiendan el traje. Su papel es fundamental. Suponen el 50% del éxito de cualquier caballo de carreras. Y, en un mundo tan globalizado, donde es muy fácil acceder a los mejores sementales sea cual fuere su ubicación, ellas suponen la diferencia entre criar un caballo del montón o un crack. Hablamos, sin dudarlo, de las yeguas madre.
