
“Balagur” es un caballo de raza trotón de orlov que, tras probar suerte en las carreras de trote y como policía, triunfó en la disciplina de doma clásica.
Los trotones de Orlov son una raza originaria de Rusia. Esta raza nace en el siglo XVIII, gracias a Alexej Orlow, quien cruzó sementales árabes con yeguas holandesas, danesas y alemanas. Los trotones de Orlov son unos caballos pequeños, usados principalmente para las carreras de trote y para el enganche.
En principio, no están pensados para la doma clásica: no son animales con movimientos espectaculares, ni con mucha suspensión. Sin embargo, entre 2002 y 2012, un pequeño caballo desafió esta lógica.
“Balagur” es un trotón de Orlov nacido en el año 1990. Como manda la tradición, “Balagur” fue probado en los hipódromos. Pese a ganar dos carreras, sus responsables no lo consideraron lo suficientemente rápido como para ser competitivo y pasó a formar parte de la policía montada.
Entre los 3 y los 11 años, “Balagur” trabajó como policía en la ciudad de Nizhny Novgorod. El destino quiso que la policía compartiese instalaciones con otros jinetes y, concretamente, con Alexandra Korelova, una joven amazona de doma clásica.
Korelova se fijó, en varias ocasiones, en “Balagur”, ya que su entrenador solía enseñarle algunos ejercicios de doma clásica. Sin embargo, las pocas dotes del ejemplar para la doma, no hicieron despertar ningún interés en Korelova.
En el año 2001, el caballo principal de Korelova se lesiona. Paralelamente, la amazona acude a un pequeño concurso local donde Elena Petushkova (una de las leyendas de la doma clásica rusa, amazona con múltiples medallas olímpicas) ayudaba como jueza. “Balagur”, que participó en ese concurso con distintos jinetes en niveles inferiores, llamó poderosamente la atención de Petushkova. Korelova no necesitaba más señales y, tras hablar con sus responsables, pasa a montar al pequeño tordo.
Korelova no estaba del todo segura de que “Balagur” sirviese para eso de la doma, así que decide enviarle un video a George Theodorescu, auténtico gurú de la doma mundial y uno de los entrenadores más respetados. Theodorescu queda impresionado con la actitud del caballo y le pide a Korolova que ambos muevan su residencia a Alemania.
La relación entre el anciano entrenador (por aquella época ya sobrepasaba los 70 años) y “Balagur” es todavía recordada por Mónica Theodorescu, la hija de aquél. El pequeño trotón y Theodorescu enseguida conectaron. Korolova admite que todo lo que hacía “Balagur” lo hacía por George.

La rutina en casa de los Theodorescu era siempre la misma. Al empezar el entrenamiento, George esperaba a “Balagur” en una esquina con un terrón de azúcar (el dulce preferido del tordo). Cuando entraba a pisa, “Balagur” buscaba a su amigo para recibir su golosina y, tras el almuerzo, se ponía manos a la obra.
Korolova y “Balagur” deciden competir en los Juegos Ecuestres Mundiales de Jerez (2002) pese a llevar pocos meses entrenando. Acaban en un discreto puesto 27 y ni tan siquiera pasan el primer corte al Gran Premio Especial. Pero, por fin, “Balagur” había debutado al más alto nivel.
Los años siguientes son años de lucha para el binomio ruso. La doma clásica es un deporte muy subjetivo, ya que todo depende de las puntuaciones de los jueces. Estos están acostumbrados a juzgar a un tipo muy determinado de caballo, por lo que suelen ser reacios a dar notas altas a caballos de otras razas.
Además, el tiempo parecía correr en su contra: “Balagur” se inició en la doma clásica con 11 años; cuando lo normal es empezar desde potros. Con 11 años, un caballo de doma clásica no sólo debe estar asentado al máximo nivel sino que, además, empieza a desplegar todo su potencial.
Pero poco a poco, esta pareja va rompiendo muros y prejuicios y sus puntuaciones mejoran. “Balagur”, además, contaba con el apoyo del público. Aunque no era el mejor caballo, la facilidad con la que ejecutaba el piaffé, el passage y las piruetas (tres ejercicios de reunión, probablemente los más complejos de la doma clásica) encandilaban al respetable. Como recuerda Korolova, “Balagur” fue el único caballo que levantó de sus asientos al público en el Europeo de 2007.
Ese mismo 2007, George Theodorescu fallece. Ya no habrá más terrones de azúcar para “Balagur”. Korolova revela que el tordo notó la ausencia de su preparador y, entendió, que no vería nunca más a George.
El momento más dulce de este binomio llega en 2008, cuando “Balagur” tenía 18 años (una edad en la que cualquier caballo de doma clásica ya estaría pensando en su jubilación). Korolova y su trotón son terceros en Aachen (probablemente, el concurso más icónico del mundo) y quintos en los Juegos Olímpicos.
Korolova decide retirar al tordo cuando todavía está en lo más alto y el 2009 es el último año en competición para “Balagur”.

Sin embargo, este pequeño caballo todavía sigue trabajando. Entre 2009 y 2012, el caballo fue usado para clases. Los alumnos de la familia Theodorescu aprendían con “Balagur”. Cuando el caballo contaba con 22 años, sus responsables deciden darle el más que merecido retiro: ahora, simplemente, “Balagur” pastará en el campo. Sin embargo, el tordo no estaba de acuerdo con esta decisión y Mónica Theodorescu tiene que volver a usarlo en sus clases.
Hoy día, con 28 años, “Balagur” sigue siendo un profesor en casa de los Theodorescu.
Me encantan vuestros artículos.
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Muchísimas gracias!! Escribimos para poder compartir esta pasión y hablar con otros de caballos. Así que nos encantan tus comentarios!!
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