Los palos de más

 

fusta

En el mundo del turf, hay ciertos temas que los aficionados intentamos evitar, como el dopaje o los fustazos de más, pero que tarde o temprano salen a la palestra, y resulta bastante chocante descubrir que se siguen defendiendo.

Sobre dopaje hemos tenido un escándalo recientemente en nuestro turf, mostrando una vez más cuántas cosas se callan y cuántas se defienden. Llegando más lejos, en las carreras tradicionales de asfalto, en Canarias, hay quienes son capaces de suponer que un control más exhaustivo podría significar el fin de nuestra tradición. ¿Sólo a mi me suena triste?.

Estamos tan acostumbrados a acudir a las carreras y ver como nuestro campeón es «animado» con el látigo hasta la meta, que ni nos paramos a pensar si este dantesco espectáculo es necesario. Poco le importa a los seguidores y menos si han apostado unos eurillos. Parece dolernos más que un jinete sea sancionado, por algo, que sabe perfectamente que no debe hacer.

Tal vez uno de los casos más famosos y recientes, fueron los veinte palos que recibió American Pharoah en su Derby de Kentucky. Justificados porque después llegó la gloria y tras treinta y seis años, América y el turf mundial tenían a su triple coronado. Evidentemente si ganamos una carrera, nos duelen menos los palos de más, aunque habría que preguntarle al caballo.

El tema ha vuelto a salir con la reciente sanción al jockey Sousa. Algunos consideran que es incorrecto equipararnos a Francia, pues allí se corren muchos más días que aquí, y la penalización no supone lo mismo en ambos países. Otros que los tiempos están cambiando y que hay que adaptarse a las nuevas formas de pensar y dar una mejor imagen del turf. Rara vez se comentan las secuelas que pueden provocar en el animal.

Los expertos no terminan de ponerse de acuerdo de cuánto efectivos son los palos de más. ¿Realmente cambian el resultado de una carrera?. Es dudoso que un caballo que llega reventado, responda a un número disparatado de fustazos. Si es un «toque de atención» con uno o dos en el momento justo, es suficiente ¿no?. Si llegados a este punto, todos lo tenemos claro, resulta incomprensible que los jinetes sigan cometiendo estas infracciones y algunos seguidores sigan defendiendo lo indefendible.

Finalmente, ¿por qué se penalizan los palos de más? ¿por el caballo? ¿por ofrecer una mejor imagen? ¿por imitación a la legislación de otros países? ¿realmente creemos que son innecesarios?

¡Se abren apuestas!

 

 

 

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