«Caramelo», un burro de alta escuela

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«Caramelo» al passage con Carlos Román pie a tierra | Fuente: EFE

«Caramelo» es un burro de 13 años de edad que, junto a su propietario y domador Carlos Román, ha dado la vuelta al mundo con su espectáculo de alta escuela. El pollino es capaz de ejecutar los ejercicios más complejos de la disciplina con una entrega y disciplina poco habituales.

Tarde de domingo en cualquier feria ecuestre. Ya sea en Jerez de la Frontera o en Equitana (Alemania). El plato fuerte de la jornada, además de los concursos morfológicos y/o de hípica, es el espectáculo ecuestre que acerca nuestro mundo a los neófitos.

Tras desfilar por la pista un sinfín de jinetes y caballos, queda el último número. El plato fuerte. Los focos centran su atención en uno de los extremos cortos de la pista. Por la letra «A» entra un binomio. El jinete, vestido de alta escuela y, su montura, con silla, cabezada y vendas. Enfilan al paso, con ritmo, rectitud e impulso, la línea central. Paran en X y saludan al público. «Caramelo» está en la pista.

Al leer esta descripción todos nos hemos imaginado, mentalmente, a un PRE tordo o castaño, barroco, bien domado y entrenado, entrando orgulloso al paso. Pero la montura de Carlos Román no es ningún PRE. De hecho, no es ni un caballo. Su montura de alta escuela es «Caramelo», un burro, cruce de asno andaluz, de 13 años de edad.

Carlos Román admira a Santi Serra e intenta aplicar los principios de la doma natural con sus burros | Fuente: Expansión / Luis de las Alas

Carlos Román es un domador y profesor de hípica andaluz. Hace ya 11 años, Carlos se encontraba en la finca de un amigo de la familia para domar a un caballo de estos. Vio un burro en uno de los cercados. «Me llamó mucho la atención el color del pelo. Porque ese color, el alazano, melao -y eso que antes estaba más colorao- es muy raro.», relataba Carlos al diario Expansión. El jinete pidió a su amigo que le vendiese el animal y éste se lo regaló. Caramelo apenas tenía 30 meses.

Desde entonces, el asno y Carlos son inseparables. El jinete se propuso domarlo como a un caballo de alta escuela. Tarea ardua. «Un mal varazo en el lomo y se apalanca. Relaja las orejas y no me da un paso más, ni para atrás ni para adelante. Que le peguen no le va. Ni a él ni a ningún burro. Y tampoco a los caballos; hay gente que lo hace porque el caballo tiene más cintura pero el burro se planta y se planta.» desvela al medio horsepress.

Mariano Herrera, profesor de etología de la Universidad de Córdoba admite que los burros son animales muy inteligentes, mucho más que los caballos. No obstante, domar a un burro, por sus características (son animales que, si presienten un peligro, van a negarse en rotundo a realizar la acción solicitada) exigen más tiempo, conocimientos y preparación, para que alcancen un buen nivel de doma.

La vida de Carlos y «Caramelo» puede parecer que está llena de rosas. Han aparecido en shows televisivos nacionales e internacionales (y, de hecho, el asno porta un calzado especial, hecho con piel de flor de ternera, para no resbalar en plató) y han actuado en las ferias más importantes de España y de Europa.

Pero no todo ha sido fácil en la vida de estos dos amigos. Precisamente volviendo de Equitana, una de las ferias más importantes de Alemania, el vehículo en el que viajaban Carlos y «Caramelo» sufrió un accidente. Desde entonces, el jinete no monta a su asno y realiza el show con riendas largas, para cuidar más de su amigo.

Caramelo es uno más en la familia de Carlos Román. De hecho, en las paredes hay más retratos de él que de ellos.
«Caramelo» no está en venta y es uno más en la familia | Fuente: Horsepress

Y es que, además, «Caramelo» no está en venta. Carlos admite haber recibido cantidades muy altas por su pollino (ofertas de 30.000, 75.000 euros e, incluso, cheques en blanco). Pero no es posible. «No se vende un regalo» remata Carlos.

«Caramelo» es capaz de ejecutar los ejercicios más complejos de la alta escuela, rutinas que no todos los caballos son capaces de aprender y ejecutar con soltura. El asno hace piaffé, passage, paso atrás, apoyos… Y también es capaz de sentarse y tumbarse. Estas habilidades lo han convertido en un auténtico «jefe de raza». Carlos adquirió a una burra («Piruleta») para poder cruzar a «Caramelo» e ir gestando esta nueva línea de burros de alta escuela. «Bombón» y «Gomita» son alguno de los hijos de «Caramelo» que ya están en fase de doma.

Iniciativas como éstas no son sólo una anécdota para rellenar páginas en prensa. Poner en valor a los burros y encontrarles actividades más allá de la agricultura es una obligación. En los años 30, en España había más de un millón de burros. Hoy, se estima que quedan unos 45.000. Varias de nuestras razas autóctonas se encuentran en una situación crítica. La automatización de las tareas agrícolas y la desaparición de pueblos y zonas rurales son los peligrosos depredadores que están acabando con nuestros burros.

Mientras su especie langidece, «Caramelo» y sus vástagos, ajenos a esta realidad, salen todos los días a la pista para mejorar su show. Porque, quien sabe, quizá en unos años uno de estos descendientes nos representa en los JJOO.

 

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