
Diane Crump (Milford, Connecticut, 1948) fue la primera mujer en debutar en una carrera multiapuestas en Estados Unidos. Además, también fue la primera jocketta en disputar el Kentucky Derby. Tras casi dos décadas como profesional, más de 200 triunfos y unos años como preparadora, Crump sigue vinculada al mundo de los caballos.
Diane Crump nació en la localidad de Milford (Connecticut) en 1948. Siendo una adolescente, su familia decide mudarse a Florida, donde, con 13 años, comienza sus clases de hípica.
Vinculada desde entonces al mundo del caballo, Crump pasará a la historia por ser la primera mujer que corrió en una carrera multi-apuestas en Estados Unidos. La hazaña se produjo un 7 de febrero de 1969 y Crump no lo tuvo nada fácil: la policía tuvo que escoltarla hasta los cajones de salida, pues ni sus compañeros varones ni el público quería dejarle montar.
De hecho, apenas un año antes, dos jockettas quisieron también debutar en las pistas pero sufrieron todo tipo de boicots: los jockeys les lanzaban piedras, colocaban los camiones como «barricadas» para impedirles el paso… por lo que tuvieron que posponer su debut.
Sin embargo, Crump consiguió disputar la carrera con «Bridle’n Bit», quedando novena (de 12 participantes). La jocketta recuerda esa jornada: «el público era un enjambre contra mi. Estaban locos… Me decían «vuelve a la cocina y prepara la cena». Esa era la mentalidad de la época. Pensaban que yo iba a ser la ruina de todo el mundo de las carreras, un verdadero pensamiento medieval. Y yo estaba como: «vamos gente, ¡que estamos en los 60!».

Tras ese primer debut, Crump demostró tener madera para esto de las carreras. Dos semanas después consiguió su primera victoria y, en su primer año, alcanzó los 40 triunfos.
Un año después, ya en 1970, consigue romper una barrera más al ser la primera mujer en disputar el Kentucky Derby (actualmente sólo han participado en esta carrera cinco mujeres más). Su montura, «Fathom», era un verdadero outsider. Crump quedó 15 (de 17), pero tan sólo su participación ya fue una victoria suficiente. Además, previamente, Crump había ganado la primera carrera de la jornada.
A lo largo de su vida deportiva, la jocketta consiguió alzarse con 235 victorias (228 según equibase); unos números increíbles, máxime si tenemos en cuenta que, normalmente, Crump montaba los caballos con menos posibilidades: «montaba todos los desechos que nadie quería montar. Si se ponían de manos, si se iban de caña, si eran estúpidos… eso es lo que tenía. Tenía que ponerme a prueba continuamente. Durante años«.
Su popularidad traspasó los Estados Unidos y Crump fue reclamada, en varias ocasiones, para montar en Venezuela y Puerto Rico. Una de sus visitas a Puerto Rico le supuso disputar la que, probablemente, fuese su carrera más surrealista. En su portal web, Crump recuerda que en este país las carreras estaban totalmente exentas de reglas, cualquier acción estaba permitida. Crump, en esa ocasión, disputaba un duelo (una carrera para tan solo dos caballos, tremendamente populares en el Puerto Rico de la época) con un pequeño jockey puertorriqueño.
Nada más empezar la carrera, Crump descubre que el jockey contrario estaba agarrado a su silla e intentaba controlar sus riendas: quería derribarle de la montura. La jocketta tuvo que pelearse con uñas y dientes para mantenerse en pie. Una auténtica batalla a caballo.
Desgraciadamente las lesiones estuvieron muy presentes en la carrera profesional de Crump y, en 1985, tras romperse la pierna por 6 ó 7 sitios, decide retirarse como jocketta y pasar a ser preparadora.
Actualmente, con nada menos que 70 años, Crump sigue al pie del cañón. La ex-jocketta ha montado una empresa de venta de caballos (y no sólo de carreras), con bastante éxito en Estados Unidos.
Crump, como muchas otras mujeres, ha tenido que ver cómo su profesionalidad era cuestionada, aunque los resultados le acompañaran. ¿Son peores jockeys las mujeres por tener, supuestamente, menos fuerza? Crump también fue atacada con este argumento, que rebatió brillantemente: «¿Sabéis qué? Ninguno es lo suficientemente fuerte si nos comparamos con un caballo. Lo único que importa es el sentimiento que tengas hacia ellos. Si tú puedes llevarte bien con ellos, establecer una conexión… esas son las cosas que te hacen ser una persona de caballos y un jinete. La fuerza bruta no tiene ninguna relevancia en el mundo real de las carreras«.