
“Holloway Boy” pasó a la historia del meeting del Royal Ascot al debutar y ganar en el Chesham Stakes. Sus responsables decidieron inscribir a este hijo de “Ulysses” tras quedarse sin entradas para la jornada.
El meeting del Royal Ascot es uno de los momentos cumbres de la temporada de carreras. Mundialmente conocido (y, también, universalmente envidiado), por el verde de Ascot desfilan los mejores purasangres del globo. Los más brillantes entrenadores, los jockeys más habilidosos y los propietarios más pudientes pugnan por lucir pamelas y fracs en el círculo de ganadores. Durante meses, los profesionales del sector preparan la participación de sus pupilos en esta semana grande del turf. Pero, a veces (y sólo a veces) el azar doblega a la planificación. El pasado dieciocho de junio, Nick White, Karl Burke y “Holloway Boy” demostraron que la improvisación es un bien escaso pero muy útil en esto del turf.
Empecemos por quien pone el parné. Nick White es un pequeño propietario inglés, aficionado a las carreras desde hace décadas. Sin embargo, nunca se había animado a ser propietario. Algo que cambió hace algunos meses, cuando adquirió al alazán “Holloway Boy” (“Ulysses” x “Pivotal”) por 60.000 guineas.

El hijo de “Ulysses”, nuestro segundo protagonista, es un potro de buen carácter y formas correctas, aunque algo tardío. Hasta el pasado dieciocho de junio, “Holloway Boy” no había disputado todavía ni una sola carrera.
El alazán descansaba en su box cuando White llamó a Karl Burke, el entrenador del animal. White se había quedado sin entradas para la jornada del sábado del Royal Ascot. El propietario estaba algo disgustado con esta situación, pues llevaba cuarenta y cinco años acudiendo puntual a la cita.
Burke, demostrando que el papel del preparador no consiste sólo en entrenar caballos, decide inscribir a “Holloway Boy” en el Chesham Stakes, un listed para potros de dos años. Con esta jugada, White tendría un pase de propietario y podría acudir al hipódromo.

La idea, aunque precipitada, no era del todo descabellada, pues el alazán estaba listo para correr. De hecho, Burke ya intentó debutar a su pupilo en Musselburgh apenas unas semanas antes, pero un punzamiento en un músculo impidió que el hijo de “Ulysses” luciera las sedas de su propietario en pista.
Las conexiones de este alazán confiaban en sus posibilidades, pese a ser un debutante. Y eso que el Chesham Stakes no es una prueba sencilla. De ahí han salido ganadores de la talla de “Pinatubo” o de “Churchill”. En esta edición del 2022, el rival a batir parecía “Alfred Munning”, favorito del antepost del Derby’23.
Y, efectivamente, el optimismo de los responsables de “Holloway Boy” no se reflejó en taquillas. El alazán cotizaba a un jugoso 40/1. Los primeros metros de la prueba parecían querer dar la razón a los apostantes, pues “Holloway Boy” marchaba último, algo frío. A falta de tres furlongs, empiezan las hostilidades en la cabeza de la carrera. “Pearling Path”, un auténtico outsider, presenta un ataque que ningún otro potro consigue aplacar. El castaño parece irse a ganar pero, poco a poco, su ataque va pediendo definición y el caballo empieza a abrirse por el exterior.

Mientras “Pearling Path” intentaba hacer saltar las taquillas (su victoria cotizaba a 80/1 y, de haber pasado primero por meta, se hubiese convertido en el ganador más lucrativo de la historia de la prueba) “Holloway Boy” se ponía en marcha con un remate tímido pero progresivo. En el poste de los 400 metros, el potro era antepenúltimo. Pero Tudhorpe, su jockey, no pierde la esperanza y sigue empujando al hijo de “Ulysses”, consiguiendo alcanzar al ganador casi en la meta. El lucrativo trío (se pagó entre 28.000 y 66.000 libras) lo cerraría “Lakota Sioux”.
La matrícula de “Holloway Boy” no sólo permitió a White ver el meeting desde la grada sino que, además, le devolvía la inversión hecha en el caballo. White pagó 60.000 guineas por un potro que, en su primera carrera, le hizo ganar 59.200 libras en premios.
Pero, además, el alazán se convertía en el primer debutante en pasar por ganadores en el meeting desde 1996. Toda una hazaña para un potro que viajó a Ascot sólo para que su propietario pudiese tener una entrada.
Magnifico
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