
Jappeloup de Luze no fue un caballo típico: con un cruce exótico y una alzada nada convencional en las pistas de salto (1,58m), el pequeño caballo de Pierre Durand consiguió superar todos estos obstáculos para tocar la gloria olímpica en Seúl.
Corría el año 1975 cuando la veterana yegua purasangre «Venerable» (por «Urales») daba a luz a un pequeño y oscuro potrillo, hijo de un semental trotón francés de nombre «Tirol II». El cruce, un tanto exótico, fue diseñado milimétricamente por Henry Delage, su criador. El ganadero buscaba la sangre de los PSI y la fuerza en los posteriores de los trotones.
El potrillo creció y, bajo el nombre de «Jappeloup» (posteriormente «Jappeloup de Luze», al ser patrocinado por esta marca) se presentó a varios jinetes de la zona para poder ser puesto en competición. El primer elegido fue Pierre Durand, un exitoso joven jinete francés. Durand, pese a su corta edad, ya había sido subcampeón de Francia en la categoría de cadetes (1969), campeón de Europa juvenil (1972) y bronce en el Campeonato de Francia de esa misma categoría (1972); todo ello con el purasangre «Laudanum»; posteriormente uno de los sementales más influyentes de la cría francesa.
Sin embargo, Durand se negó a probar el caballo en cuanto lo vio: su pequeña alzada (1,58m) dificultaría su carrera como caballo de salto de obstáculos. Hay que pensar que, si bien hoy en día los caballos de salto siguen siendo ejemplares poderosos, en los años 70 y 80 eran auténticos tanques. Los recorridos modernos exigen una dosis de agilidad y flexibilidad que no estaban presentes en los saltos de aquella época. Hace 30 ó 40 años los recorridos de saltos estaban compuestos por obstáculos aislados, de tamaño enorme. Por ello, los jinetes buscaban caballos poderosos, que pudieran sortear estos esfuerzos.
A los 4 años de edad «Jappeloup» encontraría, por fin, a su jinete: el también francés François Terrier-Thuault. Terrier-Thuault orientó al pequeño caballo al salto de obstáculos, pese a que su criador creía fervientemente que el hijo de «Tirol II» tenía mejores opciones en el mundo del concurso completo.
Pasado algo más de un año, los caminos de Durand y «Jappeloup» se cruzaron de nuevo. Al verle saltar, el jinete lamentó la decisión tomada hace algunos meses: pese a que ni físico, ni orígenes, ni alzada acompañaban, el caballo era un auténtico espectáculo sobre los saltos. Con una técnica más que mejorable y un carácter difícil, «Jappeloup» conseguía despegarse del suelo y sortear los obstáculos con una facilidad poco habitual.
Tras hablar con Delage, el criador, Durand pasa a ser el jinete de «Jappeloup» y juntos empezarán a escribir una de las páginas más importantes de la hípica en Francia.

En 1982, cuando el caballo contaba tan sólo con 7 años de edad (y no llevaba más de uno con Durand) el binomio se hace con el Campeonato de Francia y consiguen la plata por equipos en los Juegos del Mediterráneo.
En 1984 Durand forma parte del combinado francés que participará en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Como siempre, los galos partían en todas las quinielas para hacerse con un metal. En uno de los recorridos de la prueba por equipos, «Jappeloup de Luze» rehúsa un salto y Durand se va al suelo. El caballo se suelta la cabezada y galopa hacia las cuadras. Esta caída supone la eliminación no sólo de Durand y su caballo, sino también del combinado francés.
Esta caída le costará muy caro a Durand. «Jappeloup de Luze» nunca fue un caballo fácil de montar. Muy ardiente y con gran carácter, los rehúses y consecuentes caídas de su jinete eran habituales. Estos fallos de Durand eran criticados con dureza por parte de la afición, quienes se preguntaban (y todavía con más insistencia si cabe tras Los Ángeles) si «Jappeloup de Luze» no desplegaría mejor todo su potencial con un jinete más talentoso.

Sin embargo, esa decisión estaba en manos del propio Durand, propietario del caballo desde 1981, cuando lo adquirió a su criador. Nunca se ha aclarado si los rumores de venta de «Jappeloup de Luze» fueron ciertos o no. Parece ser que, en algún momento entre 1984 y 1988 Durand llegó a cerrar la venta del caballo por una importante suma. Sin embargo, una lesión detectada en el estudio veterinario truncó la venta.
Pese a todo, el binomio seguía siendo uno de los más competitivos a nivel internacional. En 1985 son terceros en la final de la Copa del Mundo. En 1986 ambos revalidan el título de Campeones de Francia. Un año después, se coronan campeones de Europa individuales.
Y, con el título de campeones de Europa, Durand y «Jappeloup» llegan al 1988, año olímpico. En Seúl, el pequeño gran silla francés saltará como nunca y le dará a Durand su codiciada medalla olímpica: ambos se harán con el oro, el último oro individual olímpico de Francia en saltos. En la vuelta de honor, Durand colgará la medalla de oro de la martingala de «Jappeloup de Luze», como muestra de cariño y agradecimiento al trabajo hecho por su montura. El binomio cierra el año con un segundo puesto en la final de la Copa del Mundo.

En los años posteriores los éxitos continúan para ambos: en 1989 se proclaman subcampeones por equipos en el Campeonato de Europa y, en 1990, forman parte del combinado francés que logra la medalla de oro en el Campeonato del Mundo. Además, finalizan en tercer lugar la final de la Copa del Mundo.
Sin embargo, Durand notó que algo había cambiado en su amigo en los Juegos Ecuestres Mundiales de Estocolmo. El caballo estaba diferente, muy molesto. Así que Durand piensa en la retirada. Ésta se producirá en el incomparable marco de la Torre Eiffel, en 1991. «Jappeloup de Luze» es despedido como un héroe nacional. A los títulos ya mencionados hay que sumar al palmarés de este caballo la victoria en 11 Grandes Premios de máxima categoría internacional; 5 de ellos de Copa del Mundo y, 3 de Copa de Naciones.
Desgraciadamente la jubilación fue corta para el silla-francés, ya que fallecería 2 meses después, a la edad de 16 años, por un paro cardíaco. La causa real de su fallecimiento es un fantasma que, todavía, ronda a Durand. El jinete (y también propietario) fue acusado de acabar con la vida del caballo para cobrar su suculento seguro. Aunque Durand demandó a quienes difundieron esa información y ganó el juicio, la leyenda negra sigue circulando y, de hecho, ha sido utilizada en varias ocasiones por sus rivales políticos.

La leyenda de «Jappeloup de Luze» sigue creciendo día a día. El caballo cuenta con una estatua que, durante años, estuvo expuesta en el Museo Olímpico de Lausana (actualmente la escultura descansa en las instalaciones de Durand, propietario de la misma). Además, el silla francés fue nombrado, por la revista L’année hippique, como el segundo mejor caballo de saltos desde la segunda guerra mundial. Retratado en varios libros; la historia de Durand y «Jappeloup» quedaría inmortalizada para la gran pantalla en 2013 con la cinta «Jappeloup. De padre a hijo».
Precisamente este film, de gran éxito en Francia, levantó viejas heridas entre Durand y Delage. El criador del caballo tenía registrada la marca «Jappeloup», usándola para vinos y ropa. Con motivo del estreno de la película (y, por tanto, con el despegue de lo beneficios relacionados con la explotación de la marca «Jappeloup») Durand demandó a Delage para recuperar el nombre. Aunque la batalla se desarrolló en el complejo terreno del Derecho de Propiedad Industrial, los aficionados quisieron ver más allá: Durand y Delage no batallaban por una marca, sino por la vieja redecilla entre criadores y jinetes para determinar quién aporta más a la hora de moldear un caballo de éxito como «Jappeloup de Luze».

Durand, por cierto, también inició otras batallas legales contra las productoras de la película. Aunque Durand siempre defendió que dichos juicios se centraban única y exclusivamente en unas desavenencias sobre los derechos de propiedad (de nuevo), Delage desveló que a Durand no le hizo mucha gracia que la película hablase de la supuesta venta fallida de «Jappeloup de Luze» a unos propietarios estadounidenses.
Independientemente de todas estas redecillas legales, el film fue un auténtico éxito en Francia; que alimentó todavía más la fama de Durand. El jinete fue presidente de la Federación Ecuestre Francesa entre los años 1993 y 1998. Desde el año 1995, Durand es miembro de la Academia de Deportes Francesa. Además, en 2015 decide dar el salto a la política al presentarse a las elecciones regionales con Les Republicains, el partido de Sarkozy.