
“Flander’s Flame”, “Gran Torino”, “Intaglio”, “Presidency”, “Guerreira”… son muchos los caballos con acento portugués (ya sea por sus orígenes, propietarios o preparadores) que consiguen hacerse un hueco en nuestras mejores carreras. Sin embargo, ¿qué sabemos del turf portugués?. ¿Qué pruebas se disputan en el país vecino?.
Empecemos por el principio. Según los datos recopilados por la web Equijar, la primera carrera de caballos se celebró en Portugal en 1868 en la ciudad de Évora. Unos años más tarde, se crearía O Club Equestre (1873), cuya nomenclatura fue cambiando de nombre en varias ocasiones a lo largo de los años.
En 1874 se inaugura el primer hipódromo, situado en la coqueta ciudad de Belem. Y, ya en el Siglo XX (1905) ve la luz el velódromo de Palhava, donde se celebrarían carreras en la década de los años 10 del siglo pasado. En algún momento entre ambas fechas debió construirse e inaugurarse el hipódromo de Quinta da Marinha; sin embargo, las primeras carreras tuvieron que esperar hasta 1921.

El siguiente gran hito del turf portugués data del año 1930, cuando se inaugura el hipódromo de Lisboa. Bajo el nombre de “do Campo Grande” se construyen unas instalaciones hípicas de gran nivel. Parece ser que el hipódromo lisboeta albergó carreras de manera intermitente hasta la década de los 70, cuando abandonó totalmente el turf. Hoy, las pistas do Campo Grande, son el escenario de concursos de salto de obstáculos de primer nivel.
La historia del turf en Portugal tiene un gran vacío entre las décadas de los años 30 y 70 del siglo XX. ¿El motivo?. Por aquellos años, las carreras de caballos estaban muy vinculadas a la nobleza. Con la llegada de Salazar al poder, el dictador quiso borrar toda reminiscencia del pasado real de Portugal y las carreras iban en aquel baúl que se tiró al mar. La dictadura destruyó todo el tejido hípico de la época y sólo sobrevivieron las carreras regionales, totalmente fuera de programa y de cualquier regulación, sobre las que hablaremos después.
Así, la Revolución de los claveles también trajo la democracia a las carreras de caballos. Sin embargo, la herida causada era grande y el turf portugués necesitó un par de décadas para empezar a respirar de nuevo.
Los años 90 parecen traer un soplo de aire fresco para el turf en Portugal. En 1994 se inaugura el Hipódromo de Ponte de Lima y, en 1997, se crea La Liga Portuguesa de Criadores e Propietários de Cavalos de Corrida, su Jockey Club.

El Hipódromo de Ponte de Lima fue, durante algo más de diez años, el centro neurálgico de las carreras en Portugal. No sólo contaba con unas instalaciones de gran nivel (sin ir más lejos, Ponte de Lima tenía, con 1500m de cuerda, la pista más grande del país) sino que, además, pronto se convirtió en la referencia turfística. Desgraciadamente, tuvo que cerrar en el año 2006.
Por su parte, la Liga, intentó reconstruir el tejido turfistico del país luso. Esta organización nació de la unión de otras asociaciones menores de carreras existentes en la época y con el objetivo claro de introducir las apuestas en el mundo de las carreras.
Además, la Liga regula las carreras de caballos en Portugal. Actualmente, el turf portugués se organiza en una competición (precisamente llamada liga) basada en un sistema de puntos y una final. En la actualidad, la liga está formada por una docena de pruebas (14 en 2017 y 2018, 11 en 2019 y 12 para 2020) repartidas entre las distintas pistas e hipódromos de Portugal.

Para este 2020 estaban previstas (aunque se han tenido que cancelar las tres primeras pruebas, debido al confinamiento provocado por la crisis del coronavirus) jornadas en Ponte da Barca, Maia, Felgueiras y Carvalho. En el pasado se disputaron también pruebas en Celorico y Aller do Chäo.
La Liga no sólo realiza carreras de galope de PSI. Actualmente también se disputan carreras de trote (siendo éstas, además, más populares y contando con más reuniones en el calendario) y sus estatutos recogen la posibilidad de disputar pruebas de árabes y de otras razas.
El Campeonato de pruebas de galope de PSI permite la celebración de carreras entre 1.000m y 3.000m, si bien es cierto que las pruebas suelen oscilar entre los 1.400m y los 2.400m. La Liga otorga más peso a las pruebas de distancia, al introducir un coeficiente, a la hora de sumar puntos, que favorece a las carreras de stayers. Además, existen dos categorías: la categoría A (pista de más de 900m de cuerda) agrupa las carreras de más nivel y, la clase B (pistas con menos de 900m de cuerda), las más humildes.

Las normas son sencillas: los seis primeros clasificados obtienen puntos. Estos puntos varían dependiendo de la categoría de la carrera (siendo el doble en la categoría A) y su distancia. En las pruebas puntuarán tanto caballos, como jockeys y cuadras; estableciéndose así tres tipos distintos de clasificaciones.
Finalmente, los caballos, jinetes y cuadras clasificadas disputarán una final, cuya localización varía. A esta final acceden los caballos, jinetes o cuadras ganadores y, además, aquellos que hayan sumado más puntos. Los caballos nacionales tienen prioridad en caso de empate.
La mencionada final de la Liga se disputa en dos categorías distintas. Por un lado, está el Gran Premio de Sprinters o Silverprize, a disputarse sobre la milla. Para poder clasificarse para este premio, los caballos deben haber sumado puntos en carreras de distancias inferiores a 1.800m.
Pero el plato fuerte de la temporada es el Gran Premio de Portugal, sobre 2.400m. A éste acceden aquellos animales clasificados en pruebas de más de 1.800m. En 2019, Ricardo Sousa hizo ganador al popular “Rischiatutto”.

Además, el Reglamento recoge la posibilidad de disputar una Copa, para aquellos animales no clasificados para las finales de la Liga. Igualmente, la Liga ofrece la opción de reservar pruebas a caballos nacionales.
Como curiosidad, el Reglamento portugués permite usar la fusta sólo en 3 ocasiones por vuelta (recordemos que hay pistas de menos de 900m de cuerda y pruebas de doble kilómetro; por lo que, en ocasiones, los jockeys podrán usar el látigo una decena de veces). Además, deben pasar 5 segundos entre fustazo y fustazo.
Durante el pasado 2019, la Liga albergó 26 pruebas de galope y 35 de trote. De todas ellas, sólo una se reservó a caballos nacionales. El campeonato congregó a un total de 100 caballos distintos (5 nacionales portugueses y 5 nacionales españoles), 51 preparadores, 39 jockeys y 66 cuadras.
En el calendario del pasado 2019 destaca, notablemente, la ausencia total de pruebas de árabes. Mientras que en 2018, 9 de las 14 sedes albergaron carreras reservadas a esta raza, el año pasado no se disputó prueba alguna.
Iguamente, es reseñable la disminución de pruebas destinadas a caballos nacionales. Si en el programa de 2018 se disputaron 12 pruebas de este tipo (es decir, sólo hubo dos reuniones sin pruebas destinadas a caballos nacidos y criados en Portugal), en 2019 sólo se programó una carrera. Además, el número de caballos portugueses también ha decrecido notablemente (de 12 participantes en 2018 a 5 en 2019).
Como ya se ha adelantado, la Liga no lo es todo en el panorama turfístico portugués. Todavía sobreviven carreras regionales. Éstas se disputan fuera del programa oficial de la Liga. Normalmente se corren a dos vueltas y con un un sistema de contra-reloj. Los caballos compiten en una primera vuelta y, posteriormente, los más rápidos acceden a una segunda y definitiva carrera. Las carreras regionales, muy populares en otra época, poco a poco van dejando paso a las competiciones oficiales de la Liga, por lo que su número y relevancia van menguando temporada a temporada.

Pese a la delicada salud del turf portugués, la Liga va creciendo poco a poco. Para este 2020, por ejemplo, se presentó una ambiciosa bolsa de premios. Por ejemplo, si los premios al ganador de la jornada de Ponte da Barca celebrada en 2019 eran de 400, 500 y 1.000 euros respectivamente; para la jornada a celebrar este 2020 (y tristemente cancelada) el programa recogía bolsas de 750, 1.000 y 1.500 euros al ganador.
Sin embargo, el gran problema del turf portugués, al igual que ocurre en España, es la falta de apuesta externa. Actualmente, la legislación portuguesa sólo permite la apuesta dentro de los recintos de carreras. Además, las duras condiciones que impone la normativa hacen que el fisco se quede un monto importante de lo recaudado; por lo que el retorno de ese dinero a los hipódromos es mínimo.
Como ya comentábamos, el principal objetivo de la Liga es conseguir instaurar un sistema de apuestas que revitalice y mejore el mundo de las carreras en Portugal. Y, aunque la prensa lusa está salpicada de noticias hablando de posibles avances, todavía no hemos podido celebrar la materialización de ningún acuerdo. Ésta, parece ser, el Gran Premio al que deberán enfrentarse en la Liga cuando, de nuevo, puedan volver a abrirse los cajones de salida.
Tudo isso é verdade, mas as corridas que juntam mais cavalos, cerca de 80 cavalos, mais aficionados, e são de longe as mais populares são as corridas de passo travado, «andadura serrada» em espanhol. Populares em quase todo mundo e em Portugal na zona norte!
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