“Cobra”, de raza mustang, nació en una manada de caballos salvajes en las montañas de Nevada. Tras un año bajo protección federal, sus caderas lucían las tres marcas que lo catalogaban como “inadoptable”. Pero Hartford-Sapp, una amazona especializada en esta raza, decidió darle una oportunidad.
Al más puro estilo “Spirit”, “Cobra”, un mustang de capa castaña, nació en las montañas de Nevada en algún momento de la primavera o el verano de 2004. Tras vivir sus primeros seis años de vida en total libertad, en el año 2010 entró en un programa federal para la doma y reconversión de estos animales.
Durante un año, protegidos y financiados por el propio gobierno de los Estados Unidos, estos caballos buscan una familia humana que quiera darles una oportunidad. “Cobra” pasó por este proceso hasta en tres ocasiones, sin fortuna. Por cada intento de adopción, los responsables del programa marcan una raya en las caderas del animal. Cuando un mustang alcanza tres rayas, se le cataloga como “inadoptable”.
Sin embargo, todavía podía quedar una opción para “Cobra”. Los caballos que no logran encontrar un nuevo hogar son seleccionados para el programa Extreme Mustang Makeover. Esta idea, pensada para aquellos casos “extremos”, lleva a los mustang a las cuadras de algún entrenador o profesional famoso. Estos jinetes preparan a los caballos durante 100 días y, posteriormente, los debutan en alguna competición regional. Al acabar la prueba, normalmente salen a subasta pública.

La entrenadora Marsha Hartford-Sapp, habitual de este programa (no en vano, en la última década más de 30 mustangs del evento Extreme Mustang Makeover han pasado por sus instalaciones) seleccionó a “Cobra”. El entrenamiento no fue fácil para ninguno de los dos. Pese a tener muy buenos movimientos, el mustang presentaba un carácter horroroso. Durante el primer día de doma, en el picadero pequeño, Hartford-Sapp tuvo que salir corriendo al sufrir una agresión por parte de “Cobra”. Cuando la amazona intentaba dar cuerda al caballo, éste iba cerrando el círculo y se acercaba a Hartford-Sapp con las orejas echadas y enseñando los dientes.
Tras los 100 días de rigor, “Cobra” haría su debut en la prueba del programa para la recuperación de mustangs. Desde luego no fue su mejor día, pues el castaño no logró figurar ni entre los 10 primeros. Sus resultados, sumado a su mal carácter, su “avanzada” edad (6 años) y las marcas que lo señalaban de por vida como “inadoptable” hacían muy difícil su venta. Hartford-Sapp lo sabía y decidió hacer uso de una nueva alternativa introducida en ese 2010: desde aquel año, los profesionales del programa pueden adoptar ellos mismos a los mustangs que han desbravado. Por primera vez en su vida, “Cobra” encontraba un hogar.
Y es que, pese a todo, las habilidades del mustang no habían pasado desapercibidas a su domadora. “Cobra” presentaba un galope de mucha calidad y, en general, unos aires y una mecánica perfectas para la doma clásica.

Así, Hartford-Sapp vio, en el gran castaño, una oportunidad de oro. La amazona, pese a ser una profesional con varios años en el sector, no tenía la experiencia suficiente en competición para recibir caballos de cierto nivel. Pero, quizá, “Cobra” podía darle visibilidad. Junto a su mustang, podía demostrar que era una gran amazona de doma clásica.
Los avances del mustang fueron impresionantes. Cuando sólo llevaba dos meses desbravado, ya era capaz de ejecutar cambios de pie en el aire, un ejercicio de nivel medio-alto. Al poco tiempo de comenzar el entrenamiento, “Cobra” ya destacaba en todos los concursos que disputó, con medias por encima del 70%. En su primer año en la competición, fue capaz de disputar y ganar pruebas de nivel 3.
Sin embargo, en la ajetreada vida de Hartford-Sapp no era fácil encontrar hueco para un caballo de alta competición y, tras 6 meses de intenso entrenamiento, “Cobra” es mandado a un prado. Pero algo debió ver de nuevo la obstinada amazona para, en 2013, retomar la vida deportiva de su mustang. En ese mismo año, “Cobra” es subcampeón del nivel 1 de doma en el Adecuan USDF All Breeds; el título más importante del año en Estados Unidos. Un año más tarde, es bronce en el nivel 2.

Hartford-Sapp cuenta divertida cómo su mustang salvaje llamaba la atención entre los caballos centroeuropeos con orígenes de lujo. Preguntada por el número 4057 que su montura lucía en su cuello, su amazona explicaba, en broma, que ella misma se lo había tatuado para poder localizar a su caballo desde su helicóptero privado. Sin embargo, la historia real era mucho más dura: el 4057 era el número con el que “Cobra” fue marcado en aquel lejano 2010, cuando era un mustang sin hogar. Tras romper el hielo con esta broma, Hartford-Sapp se preocupaba por hacer llegar a todos los interesados la verdadera historia de “Cobra” y la situación en la que viven cientos de mustang en Estados Unidos.
En 2015, la amazona decide debutar a “Cobra” en las competiciones de western; disciplina que Hartford-Sapp cree idónea para los mustang. En su primer año en la competición, se hacen con el título de nivel 1 en la Adecuan USDF All Breeds. “Cobra” cierra el 2015 ganando también la categoría San Jorge (nivel intermedio alto) en doma clásica y siendo nombrado caballo western del año.
En 2017 el binomio continúa su competición en ambas disciplinas y, además de ser nombrado caballo del año en western para el nivel 3, se hace con el subcampeonato en el nivel 2.

Sin embargo, probablemente el año 2018, el último en competición, sea el más prolifero de “Cobra”. Este año gana el Adecuan USDF All Breeds en doma clásica (categoría San Jorge, la inmediatamente anterior al nivel más alto, el de Gran Premio), es nombrado caballo del año en western de la categoría 4 y es tercero en el nivel 3 de la Western Dressage Association of America (tras ganar la prueba del segundo día, ser tercero el primero y segundo en la prueba freestyle). Todos estos títulos le hacen ser nominado al título de “National Horse of Honor” y, además, ser laureado como el caballo del año en Estados Unidos; siendo el primer mustang en lograrlo.
Hoy “Cobra” descansa tranquilo en un prado, tras ser retirado de la competición. Su última condecoración vino de la mano de la famosa marca de juguetes Breyer; al inmortalizar al castaño con uno de sus moldes.
Mientras “Cobra” pasta despreocupado, quizá recordando su Nevada natal, Hartford-Sapp admite que, en el fondo, la etiqueta de “inadoptable” era cierta: su mustang nunca abandonará la casa de los Hartford.

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