Mule racing: el turf con orejas largas

Fuente: Nora Lee Photography

Las carreras de caballos son, probablemente, la disciplina ecuestre más popular del mundo. Los purasangres son caballos con un físico estilizado, una figura orgullosa y un porte real. Sin embargo, estos reyes de la velocidad cuentan con unos primos menos agraciados, pero igualmente válidos para el mundo del turf. Bienvenidos a las carreras de mulas.

Comienzos de las carreras de mulas: de las ferias a los hipódromos

Como cualquier otro deporte, el turf nació de la necesidad de divertirse y poder evadirse durante algunas horas de las duras condiciones que golpeaban a nuestros antepasados. Así, por ejemplo, sabemos que las famosas carreras de Sanlúcar de Barrameda vieron la luz gracias a la competitividad de los pescadores y la necesidad de llevar el producto fresco al mercado.

Sin embargo, el ser humano no siempre ha tenido caballos a su alcance para soltar adrenalina y medirse a sus compañeros o amigos. En ocasiones, las monturas de muchos trabajadores o soldados no eran elegantes caballos, sino honrados burros y mulas. Pero ello no significa que no pudiesen divertirse de igual manera.

Así, por ejemplo, sabemos que, en 1851, las tropas del Capitán Boling organizaron varios meetings de carreras de mulas para matar el tedio que sentían al ser destinados durante dos meses al valle de Yosemite. Estas competiciones ganaron tal popularidad que el propio Boling adquirió por la nada desdeñable cantidad de mil dólares a una de las mulas participantes, “Maltese”. La compra no fue una mala inversión, pues el capitán recibió miles de dólares en ganancias y apuestas durante la vida deportiva de su orejuda montura.

Fuente: Nora Lee Photography

Sin embargo, la primera carrera de mulas de la que se tiene constancia en Estados Unidos se produjo en 1835, en la feria del Condado de Maury (Tennessee). Como curiosidad, los jockeys de estos orejudos participantes fueron, en su totalidad, esclavos.

Y es que, pese a su creciente popularidad, las carreras de mulas fueron, durante décadas, relegadas a las ferias y fiestas populares. Sin embargo, algo cambió en la segunda mitad del pasado siglo XX. Por ejemplo, en 1978 se celebró el primer encuentro de carreas de mulas con apuestas multi. El mismo tuvo lugar en la localidad de Bishop (California) y, para llevarlo a cabo, la A.M.A (Asociación de Mulas Americana) adaptó la normativa del turf.  

A raíz de ese primer encuentro, y ya en los primeros años de la década de los ochenta, las carreras de mulas avanzan en una cierta profesionalización. Los meetings ofrecen carreras con hasta 5.000 dólares de premios y se construyen pistas exclusivas para estos equinos (como las sitas en El Paso, Texas o Ruidoso Downs). Algunas jornadas logran reunir a más de 300 espectadores.

Por ejemplo, la carrera que dirimió el título de campeón del mundo del año 1985, entre las mulas “Cajún Queen” y “Loreta Lynn”, ofrecía una bolsa de 2.000 dólares al orejudo ganador.

Y, un año antes, el popular meeting de Ruidoso Downs repartió 55.000 dólares en premios.

 Las carreras de mulas en la actualidad

Fuente: NBC News / Noah Berger

El turf de mulas es hoy en día un deporte residual pero consolidado. En 2019, la AMRA (Asociación de Mulas de Carreras Americanas) organizó seis meetings diferentes con unos 70 participantes. La AMRA, además, otorga premios anuales a las mulas más veloces, más resistentes y, también, el preciado título de Campeón del mundo.

Estos corredores disputan sus pruebas en pistas e hipódromos adaptados a ellos, aunque también pueden correr en las instalaciones reservadas a los Purasangres. Así, por ejemplo, el popular duelo entre “Taz” y “Black Ruby” se desarrolló en el conocido hipódromo de Los Alamitos en el año 2003.

Las mulas de carreras suelen disputar pruebas de muy corta distancia (normalmente entre 300 y 350 yardas, aunque pueden llegar a correr hasta media milla). Esta peculiaridad se debe, muy probablemente, a su genética. Los criadores de mulas de competición usan, principalmente, yeguas quarter y appaloosa para producir a estos animales.

“Black Ruby” en acción | Fuente: SFGATE

Y, por cierto, aunque las mulas no cuenten con una gran resistencia, en distancias cortas pueden poner en aprietos a la mayoría de los caballos. Estos animales son capaces de cubrir las 300 yardas de su prueba reina en unos 17 segundos o menos (unos 62 km/h). Por lo tanto, las mulas son sólo unos segundos más lentas que un PSI, pero más rápidas que un árabe de carreras o un appaloosa.

De hecho, una de las categorías más atrayentes de las carreas de mulas son los duelos con caballos. Y, contra todo pronóstico, los orejudos no salen mal parados y han logrado hacer doblar la rodilla a sus nobles hermanos en más de una ocasión.

Otra peculiaridad de estos orejudos es que son más resistentes y longevos que sus hermanos PSI. De hecho, la AMPA ha tenido que establecer una edad máxima de competición: la asociación prohíbe correr a aquellas mulas con más de 16 años. Antes de esta norma, podíamos ver verdaderas abuelas compitiendo y ganando. Por ejemplo, la ya mencionada “Loreta Lynn” alcanzó su último triunfo a la edad de 19 años.

Fuente: PressDemocrat

Pero las mulas también presentan algunas desventajas. Para empezar, son mucho más difíciles de entrenar y, especialmente, son increíblemente tozudas. Sin ir más lejos, la mayoría de las derrotas de “Black Ruby”, la Frankel de las mulas, se debieron a su díscolo comportamiento en cajones. Igualmente, las mulas presentan un crecimiento más tardío. De hecho, la edad mínima para participar en una carrera es de 3 años.

Con todo ello, y pese al gran hándicap de ser estériles, las mulas de competición son animales cada vez más valiosos. Un buen ejemplar puede costar, en la actualidad, entre 3.000 y 10.000 dólares.

Mulas famosas

“Idaho Gem”, el primer clon equino | Fuente: Universidad de Idaho

Como cualquier otro deporte, las carreras de mulas tienen sus propios ídolos. Probablemente la mula más famosa sea la ya mencionada “Black Ruby”, una auténtica Frankel con orejas largas. Esta mula alcanzó la nada desdeñable cantidad de 250.000 dólares en premios, disputó 119 carreras logrando 70 victorias, 22 segundos puestos y 15 terceros y, durante siete años consecutivos, fue nombrada Campeona del Mundo. Además, es miembro del Hall de Fama Equino.

Otra mula con nombre propio es “Taz”. Este équido tuvo la mala suerte de compartir pista con “Black Ruby”, por lo que sus hazañas han quedado eclipsadas por los resultados de la alazana. La rivalidad entre ambos orejudos fue tal que, en 2003, el hipódromo de Los Alamitos retransmitió un duelo entre ambos. “Taz”, además de Campeón del mundo y principal verdugo de “Black Ruby”, puede presumir de ser el primer equino clonado. Sus clones “Idaho Gem” y “Idaho Clon” han pasado a los anales de la historia al ser los primeros équidos en nacer en un laboratorio.

El tercer y último protagonista de este artículo es “Czar”, la primera mula ganadora del California State Horseman’s Association en el año 2002 y el primer orejudo en derrotar a caballos en el Koontenai County Saddle Club Campionship en el 2004. Y es que, pese a no ser tan mediático como “Taz” o “Black Ruby”, “Czar” fue, durante años, un auténtico verdugo de caballos y el mejor ejemplo de que estos orejudos no tienen nada que envidiarle al mejor de los purasangres.

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